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CITAS A CIEGAS

Por Lifetime Latinoamérica el 04 de Noviembre de 2021 a las 15:38 HS
CITAS A CIEGAS-0

Experiencias buenas… y de terror.

Desde la antigüedad, cuando eran frecuentes los matrimonios entre personas que ni se conocían, hombres y mujeres tuvimos que enfrentarnos a las amadas y temidas citas a ciegas. Si nunca has tenido una, seguramente tus amigas te habrán contado de sus experiencias. Las hay de todo tipo: algunas funcionan y se forman parejas, otras quedan como un lindo recuerdo, y otras como un recuerdo que es mejor olvidar…

A veces pasan cosas inesperadas, como le sucedió a Susana (36). Al llegar al lugar donde había concertado la cita con Fernando (39), tomó asiento, sin pensarlo, en la única mesa en la que había un hombre solo. Dos horas después, en medio de una divertidísima conversación, recibió un mensaje de Fernando, disculpándose por no haber ido al encuentro. Susana y José, el hombre con quien tuvo la cita accidentalmente, siguen viéndose festejan siempre esa confusión.

Martín (35) llevó a Sofía (28) a un hermoso café. Era un día muy agradable y Martín parecía muy agradable también. Todo iba a la perfección, hasta que él recibió un llamado de su madre. Se disculpó y atendió. Luego de diez minutos de conversación telefónica, Sofía, lo miró con impaciencia; Él respondió con un gesto de que esperara un momento. Después de otros diez minutos, Sofía simplemente se levantó y se fue. Nunca supo cuánto tiempo permaneció Martín hablando con su madre.

Micaela (38) conoció a Eduardo (40) en una página web de citas. Luego de varias noches de chatear hasta la madrugada, Micaela le propuso que se encontraran. Eduardo accedió, pero le advirtió, avergonzado, que en persona no era tan desenvuelto como por chat. Micaela pudo reconocer a Eduardo a través de la ventana del bar: se veía un poco más viejo que en la foto de la página de citas, pero eso era lo de menos. Sobre la mesa tenía decenas de tarjetas con frases escritas: tomaba una, la leía e intentaba memorizarla, ¡incluso practicaba gestos! Micaela nunca entró al bar.

Julieta (28) estaba llegando exageradamente tarde a su cita a ciegas con Manuel (35). No encontraba la ropa adecuada ni lograba un peinado que le gustara. Cuando finalmente logró salir de su casa, tuvo que volver a buscar un paraguas: había empezado a llover a cántaros. Llegó al encuentro dos horas tarde y encontró a Manuel en la puerta del restaurante, que ya había cerrado, completamente empapado y muerto de frío. Julieta le pidió disculpas unas diez veces; entre excusas y “no te preocupes” comenzaron a charlar, y así estuvieron un par de horas, conversando bajo la lluvia. Hoy, casados y con dos hijos, todos los días de tormenta Julieta y Manuel salen juntos a caminar.

Está claro, cuando se trata de citas a ciegas, no hay manera de saber con qué te encontrarás. Lo importante es que te relajes y disfrutes. Quizás no resulte ser el hombre de tus sueños, pero eso no impide que puedas pasar un rato agradable, con una rica comida y una buena charla. Y si finalmente resulta ser un desastre, ¡tendrás una divertida anécdota para contarles a tus amigas!

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