Quier: una marca argentina consciente

Las diseñadoras  explican que los diseños los realizan sin apuro, con especial atención en el aprovechamiento del material, sobre todo ese no convencional, que se trabaja con la técnica de geometría simple que permite el residuo cero. 

El planteo de Silvia Querede y Noelí Gómez, diseñadoras de la marca de indumentaria rosarina Quier, es una colección atemporal, conceptual, que se inspira en la metáfora de Fitzcarraldo, el film alemán de Werner Herzog, que relata la excentricidad de llevar la ópera a la Amazonia peruana. 

Con una estética dark, trabajaron en neoprene sobre el que grabaron con láser una huella de camión, cuero de vaca con un tratamiento que minimiza la contaminación del ambiente y su telaQuier, que es un tejido plano generado a partir de desechos textiles; se trata de un módulo lineal, reversible y sin costuras, que incluye terciopelo, cachemire, denim, algodón y telas impermeables, entre otras.

Lograron una colección de piezas únicas llamada (Nos)otros, "por esos invisibles, iguales, distintos que somos y que nos rodean; porque nuestra moldería funcional incluye a todos, es muy genderless; tenemos piezas que pueden ser usadas independientemente del género, tanto hombres como mujeres o quienes sean", explican.

"Las prendas cumplen la función que queremos", destaca Querede. Lo suyo es una sastrería funcional, con piezas total black, como maxichalecos, capas, vestidos, faldas, ponchos, pantalones chiripá y monoprendas.

La técnica de residuo cero consiste en ser un método "de moldería geométrica, es decir, el que sigue la geometría simple, pura, mediante la cual se cortan rectángulos, cuadrados, triángulos y, así, con menos curvas y vueltas, se minimiza el descarte de telas”, explican. 

Y con el mismo espíritu de recuperar y poner el valor de lo propio y autóctono,  hicieron la campaña de la nueva colección en su barrio, en una imprenta ubicada en el mismo edificio del atelier Quier, jardín incluido, y con sus vecinos. Para (nos)Otros, piezas multifuncionales.

Fuente: La Nación