El talento ¿se nace o se hace?

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El talento suele identificarse como aquello que innatamente podemos realizar, para lo cual tenemos facilidad. Generalmente, aquello en lo que somos bueno coincide con aquello que disfrutamos hacer. Es decir que no solamente consiste en algo que sale naturalmente, sino que al gustarnos, solemos ponerle empeño. 

Es decir que el talento suele tener ambos componentes: muchas veces escuchamos historias de personas que se destacan en algo, pero al no desarrollarlo, no lograr sacarle el mayor provecho posible. Asimismo es muy común que aquello que uno disfruta no quiera que sea un trabajo, dado que piensa que puede llegar a disgustarle cuando se convierta en una obligación. 

Entonces podemos coincidir que el talento no lo es todo. Hay que combinarlo con otro tipo de aptitudes que sí debemos aprender. Porque talento es un potencial que todos poseemos, es decir una serie de características o aptitudes que se pueden llegar a desarrollar dependiendo de diversas variables para lograr desempeñar una actividad u ocupación.

Si lo pensamos como el potencial de hacerlo, lo importante pasa a radicar en la perseverancia y trabajo que se le dedica para lograrlo. Si el potencial no se desarrolla, no llegará a serlo nunca. 

¿Cuál es tu talento? ¿Trabajas en él?